El municipio de Santillana del Mar se halla en la costa central de Cantabria, en la comarca del Besaya. El paisaje se caracteriza por alternar la franja litoral, con extensas zonas de praderías y algunas colinas de no mucha elevación.

La línea litoral está delimitada por altos acantilados, entre los que se alternan algunas pequeñas calas, siendo la playa de Santa Justa el único arenal de este municipio. Este escarpado relieve, en el que contrastan el profundo e intenso azul del mar Cantábrico con los verdes prados que le rodean, configuran un paisaje abierto con una orografía suave, y en cuyo horizonte se alternan el azul y el verde, salpicados de pequeños núcleos rurales y caseríos dispersos.

En la zona interior del municipio de Santillana del Mar, abundan las grandes extensiones de praderías, herencia de la rica tradición ganadera de este municipio, y que aún hoy, siguen dando un fresco y jugoso pasto a las concentraciones ganaderas bovinas que abundan, especialmente en las pedanías del municipio como Ubiarco, Viveda, Queveda.

Desde la Edad Media, Santillana del Mar ha sido uno de los núcleos más importantes de la región, tanto que fue la capital de la Merindad de Asturias de Santillana, una de las merindades que conformaban la actual Cantabria. Aunque la presencia humana en el lugar ya dejó su huella en forma de impronta artística sobre las paredes de la cueva de Altamira, a escasos dos kilómetros del centro del pueblo.

Esta villa medieval de empedradas calles está calificada como conjunto histórico artístico y es, desde hace décadas, uno de los centros culturales y turísticos más conocidos de Cantabria. Además es la capital del municipio de Santillana y cuenta con 1.139 habitantes.

La villa se estructura en torno a varios centros de funciones muy definidas. La Plaza de las Arenas presidida por la Colegiata, la Plaza de Ramón Pelayo, que fue originalmente la plaza del Mercado presidida por las Torres del Merino y de Don Borja, así como la Casa Consistorial y el área de los conventos de Regina Coeli y de San Ildefonso.

Santillana cuenta con un patrimonio arquitectónico extraordinario. Dentro de la arquitectura religiosa destaca la Colegiata de Santa Juliana, en torno a la que se desarrolló la villa. Hacia los siglos VIII y IX se fundó un primer monasterio que acogió las reliquias de Santa Juliana, de donde deriva el nombre de Santillana. Sobre el siglo XI el monasterio se convirtió en colegiata y durante siglos, los distintos linajes de la villa contribuyeron a engrandecerla. La mayor parte del edificio es románico pleno, aunque se perciben añadidos renacentistas y barrocos. Por lo que se refiere a la arquitectura civil destacan edificios como la Torre de Don Borja, la torre del Merino o el palacio de los Velarde, ambos del siglo XV. Junto a ellos otras construcciones como la Casa-Palacio de Peredo-Barreda, la de los Villa o la de los Bustamante, todas del XVIII. Algunos de ellos actualmente acogen instituciones de carácter cultural como el Museo Diocesano, la Casa Museo del escultor Jesús Otero, la Fundación Santillana, el Museo de Caja Cantabria o las Casas del Aguila y la Parra que son salas de exposiciones.

Pero el atractivo de este pueblo no sólo está en estos grandes edificios, sino que todo él está conformado por edificaciones más humildes, aunque también con un alto valor histórico, que se muestran como un entramado urbanístico propio del medievo y el Renacimiento que transporta al visitante a otros tiempos.

Actualmente Santillana del Mar ofrece múltiples propuestas artísticas y culturales en forma de exposiciones permanentes o temporales y actividades de todo tipo que se desarrollan a lo largo de todo el año, especialmente en los meses de verano.

También cuenta con una amplísima oferta hostelera adaptada a todos los gustos, son pequeños y medianos establecimientos que en muchos casos ocupan edificios antiguos con siglos de historia entre sus paredes.

Actividad económica predominante

El sector terciario, sobre todo las actividades relacionadas con el turismo y el comercio, ocupan a la mayor parte de los habitantes del municipio. También el sector secundario, sobre todo pequeñas empresas del municipio, tiene un peso específico relevante dentro de la economía del municipio. Aunque cada vez menos significativo, el sector primario, fundamentalmente la ganadería, también ocupa a un porcentaje relevante de habitantes, sobre todo las grandes estabulaciones ganaderas, en detrimento de las pequeñas explotaciones familiares que eran más tradicionales en décadas pasadas.